¿Qué es ConservarArte y quiénes lo formáis?
En ConservarArte somos dos compañeras, Sara Martín de Andrés y Beatriz Rubio Velasco, que nos dedicamos a la conservación y restauración de obras de arte y bienes culturales, entre otras muchas cosas. Además, realizamos cursos semanales para todo tipo de públicos.
¿Cuál es la mejor forma de dar a conocer el oficio de la restauración?
Tanto en el taller como en las obras de restauración que realizamos en algún pueblo, nos gusta tener puertas abiertas para que la gente entre y nos pregunte. De esta manera, estas personas pueden conocernos mejor, descubrir el oficio y la labor que realizamos como restauradoras.
Enseñar a los más pequeños todo el trabajo que conlleva realizar este tipo de obras ayuda mucho a que valoren la artesanía y este oficio cuando van haciéndose mayores.
Una artista conservadora, ¿nace o se hace?
En realidad, somos conservadoras-restauradoras. No somos artistas porque tenemos limitada las opciones de crear cuando estamos restaurando. No podemos crear más allá de lo que tenemos entre manos. Pero, en el fondo, tenemos algo de alma de artista.
Respondiendo a si naces o te haces, a través de la práctica constante adquieres muchas habilidades para dedicarte a este oficio, aunque siempre se nace con algo de alma y vocación.
¿Es un sector que necesitas estar continuamente formándote?
Sí, continuamente, el sector de la restauración evoluciona con el tiempo. No tiene nada que ver cómo se restauraba en los años 60 a cómo se hace ahora.
Ahora mismo, si no estás actualizado con los nuevos materiales o técnicas aplicadas, te quedas atrás.
¿Cuáles son los trabajos que más os demandan?
Depende de la época. Hay momentos que tenemos mucha obra religiosa donde hay muchos bienes culturales. Pero, también tenemos muchos encargos privados desde entidades como ayuntamientos, por ejemplo, o de personas particulares.
Tal vez, lo más demandado es la restauración de lienzos y esculturas. Pero también recibimos muebles, retablos, pinturas murales, libros…
Hace poco hemos estado en la Casa de la Moneda y Timbre para restaurar patrimonio industrial
Pregunta obligada en los tiempos que corren. ¿Cómo ha afectado la pandemia a ConservarArte y al sector en general?
La mayor preocupación es similar a la de la anterior crisis económica que hubo y, es que, no somos un sector principal o esencial. Si hay algún tipo de recorte, somos de los más afectados.
Seguimos con varios trabajos y encargos a pesar del COVID-19, pero nuestra crisis vendrá con el final de la pandemia, las ayudas llegarán a otros ‘sectores prioritarios’.
¿Realizáis cursos y formación especializada? ¿Quién suele venir a los talleres?
Un día a la semana lo dedicamos a la realización de cursos y formación. Los participantes traen un objeto propio antiguo de casa o heredado para aprender a hacer una restauración básica. Adaptamos las clases a demanda de las personas que vienen, que suelen ser adultos.
Muchos vienen con algunas obras esperando a que sean valiosas o que merezcan la pena. Pero, lo cierto es que las piezas que traen tienen más valor emocional que valor económico.
¿Hay personas que acuden a los talleres esperándose algo pero terminan sorprendiéndose?
Las personas que vienen a los talleres piensan que vienen a hacer solo ‘manualidades’, pero nosotras vamos mucho más allá.
Queremos que aprendan sobre los piezas y obras que traen. Les enseñamos a respetar el material con el que trabajan y les enseñamos técnicas tradicionales que no se conocen. Los participantes suelen terminar muy sorprendidos.
¿Cómo es la relación de ConservarArte con las nuevas tecnologías?
ConservarArte y tecnología avanzan muy unidas. Ahora mismo se usa mucha tecnología en la restauración.
Adaptamos herramientas de otros campos, como el de la medicina, a nuestro oficio; hacemos reconstrucciones y reproducciones de piezas con programas informáticos…
Un ejemplo más ilustrativo donde podemos ver lo esencial que es la tecnología en nuestro oficio: tenemos una obra donde han aplicado diferentes capas de pintura en diferentes épocas. Hemos podido hacer un estudio de cada una de esas capas con un dispositivo digital para conocer la información de cada una de ellas y saber cuál de todas tiene mayor valor y relevancia. Con todo ese análisis previo, nosotras ya sabemos qué pintura debemos retirar a la hora de la restauración. En este caso, hemos fusionado tecnología de antaño como puede ser un bisturí, con tecnología puntera como los ultrasonidos.
Además, las nuevas formas de comunicación nos permiten llegar a más gente, las redes sociales nos dan un extra de publicidad de nuestros proyectos.
Estáis ubicadas en un Taller o Vivero de Oficio del Ayuntamiento de Segovia. ¿Cómo es la experiencia aquí?
El taller de oficio nos encanta. El sitio es maravilloso, todo el mundo que viene se queda encantado. Las vistas y el entorno son increíbles, en plena Alameda del Parral, al lado del Monasterio de San Vicente el Real.
Con el buen tiempo, sacamos nuestras obras al exterior y muchas personas vienen a verlas, se acercan y preguntan por ellas, a pesar de que no ofrecemos venta directa. Nos gusta dar a conocer la restauración, es uno de nuestros objetivos.
¿Qué ventajas tiene?
Llevamos aquí más de 5 años. El sitio es realmente cómodo y los servicios que ofrece (luz, calefacción, alarma, acceso a locales para dar clases…) son muy buenos por el precio que se paga.
¿Facilidades por parte del equipo del Ayuntamiento?
El trato con las personas del Ayuntamiento de Segovia ha sido fantástico. Nos guiaron en todo el proceso administrativo para entrar en el taller, nos asesoraron en materia económica y cualquier duda nos la resuelven rápido.
¿Recomendáis a los artesanos ubicar su proyecto en uno de los talleres municipales?
Definitivamente, sí. Es una oportunidad muy buena, sobre todo a nivel económico. Además, cuántos más espacios se llenen, más personas podrían venir a esta zona y convertirlo en un punto neurálgico de la ciudad.
