Nació el año 642 en Segovia al igual que su hermano Valentín y su hermana Engracia,ambos obtuvieron la santificación. Repartió sus riquezas entre las personas más pobres y se retiró a meditar en las Hoces del Duratón donde, según recoge la tradición, hizo muchos milagros, entre ellos el de 'la Cuchillada', un tajo hecho en la roca que cortó con su cayado para librar al pueblo cristiano de la persecución del ejército musulman. Santo popular y sencillo que la tradición presenta como amante de los pájaros, es el Patrón de la ciudad que celebra su festividad el 25 de octubre.
Segovia es una ciudad con una larga historia. Su emplazamiento estratégico, sobre un cerro elevado, y la fertilidad de las vegas de los ríos que la rodean propiciaron la formación de los primeros asentamientos en torno al SV a.C. Muchos pueblos la han ocupado desde entonces: celtíberos, vetones, romanos, visigodos…
A partir de 1088 la ciudad es repoblada por el pueblo cristiano procedente del norte de la península y del otro lado de los Pirineos, dirigidos por el yerno del rey Alfonso VI, Raimundo de Borgoña y por el primer obispo de su reconstituida diócesis, el francés Pedro de Agen. Desde ese momento Segovia despegó como importante ciudad que va a tener gran relevancia en la historia de Castilla.
Entre los siglos XII y XIII se construyeron la mayoría de los monumentos románicos de la ciudad, que hacen de ella uno de los núcleos urbanos con mayor número de construcciones de este estilo de toda Europa.
Con la llegada al trono de la dinastía Trastámara, Segovia se convirtió en centro de la Corte Real. Juan II y Enrique IV pasaron largas temporadas aquí. En 1474, en la iglesia de San Miguel, Isabel I fue proclamada reina. Y durante la guerra de las Comunidades, las milicias segovianas, capitaneadas por Juan Bravo, se levantaron en contra del poder abusivo que quiso imponer Carlos I a favor de su corte flamenca.
El siglo XVI fue el gran siglo de Segovia debido, sobre todo, a la floreciente industria textil que favoreció su economía. El negocio de las lanas continuó siendo su principal fuente de ingresos y se elaboraban paños de primerísima calidad, apreciados en toda Europa.
Familias aristocráticas y fabricantes de paños con gran poder compitieron a lo largo de los siglos XVI Y XVII en la construcción de palacios urbanos con patios y jardines de líneas renacentistas, en cuyas fachadas cuelgan sus blasones.
Pero la peste de finales de siglo y el hundimiento de la industria de los paños, dejan a Segovia sumida en la decadencia. En el siglo XVIII recibió un cierto empuje de monarcas borbónicos, especialmente con la construcción de los palacios de La Granja y Riofrío y el establecimiento en el Alcázar de la Academia de Artillería.
Al empobrecimiento que sufrió en el siglo XIX, se unen las ocupaciones francesas y carlistas.
En la actualidad, gracias a la gran cantidad de Patrimonio Histórico que conserva, Segovia es una de las ciudades más visitadas del centro de España. En 1985, la UNESCO declaró el casco antiguo y su Acueducto como Patrimonio de la Humanidad.
Desde los Reyes y Reinas que eligieron el Alcázar como residencia real, hasta personajes de la política, cargos de su consejo y cargos eclesiásticos de la Corte, pasando por personas destacadas del ámbito de la pintura y literatura que, hasta nuestros días, han vivido y paseado por las calles de Segovia, conformando la Historia de esta ciudad que les rinde homenaje con los nombres de calles y plazas y con las estatuas y monumentos que llenan sus rincones.
Valgan como ejemplo algunas de las figuras más ilustres de nuestra ciudad.
Proclamada Reina de Castilla en Segovia
Aunque no nació en Segovia, la vida de Isabel la Católica estuvo fuertemente ligada a la ciudad de Segovia, especialmente por un hecho histórico que marcaría su reinado y la historia: su proclamación como Reina de Castilla en la iglesia de San Miguel el 13 de diciembre de 1474. Previamente, Isabel había compaginado su presencia en Madrid, donde se había trasladado a instancias de su hermano el rey Enrique IV, con su estancia en Segovia, donde vivió desde 1466, habitando el que fue Palacio Real de San Martín (ubicado cerca del actual museo Esteban Vicente). No en vano, la dinastía de los Trastámara, a la que pertenecía, y especialmente Enrique IV, hicieron de Segovia uno de sus centros habituales, pasando largas temporadas en nuestra ciudad. En 1469, Isabel se casó con Fernando de Aragón. Isabel vivía en Segovia cuando falleció su hermano, en diciembre de 1474, y se produjo la histórica proclamación. Antes, el Concejo de Segovia consiguió que aceptara confirmar los privilegios y libertades de la ciudad. Quedan numerosas huellas del paso de Isabel, conocida para la Historia como Isabel La Católica, por Segovia, como por ejemplo en el Alcázar, donde pude verse su estudio y el dosel con su famoso lema Tanto monta, monta tanto, o el espectacular mural del artista segoviano Carlos Muñoz de Pablos, que representa su ya citada proclamación. Además, también en Segovia se encuentra la casa del segoviano Abraham Seneor, banquero judeo español y último Rabino Mayor de Castilla, que facilitó a los Reyes Católicos la financiación para el primer viaje de Colón.
(Segovia h. 1436-Roma 1497) Fue político, consejero real y eclesiástico, llegando a ser obispo de Segovia. Fue un mecenas de las artes y las letras que trajo la imprenta a España de la mano de Juan Parix, quien imprimió en su taller de Segovia el primer libro en España, conocido como Sinodal de Aguilafuente, en 1472. La obra se conserva en los archivos de la Catedral.
Hija Adoptiva y Predilecta de la ciudad
Escritora y pensadora. Premio Cervantes 1988
Aunque no nació en Segovia, María Zambrano pasó buena parte de su infancia y juventud en nuestra ciudad, en una estancia que influyó en su obra y que quedaría profundamente marcada en su memoria. María Zambrano llegó a Segovia en 1909, con apenas seis años, cuando su padre, el filósofo Blas Zambrano, comenzó a ejercer su labor profesoral en la entonces llamada Escuela Normal de Maestros. Fue de las primeras mujeres que estudiaron en el Instituto General y Técnico de Segovia, hoy IES Mariano Quintanilla, donde también dio clase el poeta Antonio Machado. La pensadora malagueña pasó en Segovia toda su adolescencia y salió de la ciudad en 1924, cuando comenzó sus estudios superiores de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid. Esos 14 años fueron esenciales para su formación posterior, como ella misma ha reconocido. Aquí conoció y frecuentó no solo a Machado sino a todos los intelectuales de la época que protagonizaron la llamada Edad de Plata del pensamiento y la literatura en Segovia, por medio de la Universidad Popular, actual Academia de Historia y Arte de San Quirce. En Segovia empezaría a fraguarse su personalidad creativa, marcada por el compromiso ético con la sociedad y por un pensamiento profundamente personal que le llevó a proponer una originalísima síntesis entre la poesía y la filosofía, la conocida como ‘razón poética’. Cuando, tras la Guerra Civil, Zambrano sufrió el exilio por países como Chile, Cuba, Italia o Suiza, se refería a Segovia como su “ciudad ausente”. Entre sus obras más destacadas se pueden mencionar Filosofía y poesía, Hacia un saber sobre el alma o El hombre y lo divino. La gran importancia de la obra de Zambrano fue reconocida en 1988 con el Premio Cervantes, el más prestigioso galardón de las letras en castellano, que se concedía por primera vez a una mujer. La escritora falleció tres años después, en 1991. Suyo es el texto literario que mejor ha expresado la belleza de la ciudad, el mítico Un lugar de la palabra: Segovia, en el que escribe: “No cae la luz en Segovia, la ciudad toda se alza hasta ella”. También Segovia ha querido devolver esa admiración por parte de la Premio Cervantes reconociéndola oficialmente en 2017 como Hija Adoptiva y Predilecta de la ciudad, una distinción que el Ayuntamiento solo había otorgado previamente a Antonio Machado.
Médico y filólogo nacido en Segovia, alcanzó prestigio internacional como médico personal del Papa Julio III y del Emperador Carlos I. Su fama fue propagada incluso por Cervantes en su Quijote. Publicó 25 obras, entre ellas la famosa 'Anotaciones a Dioscórides'. Fallecido en 1559, sus restos están depositados en la Iglesia de San Miguel.
Compositora y directora de Orquesta, pionera de la presencia de la mujer en la música
María de Pablos nació en Segovia en 1904, y desde muy joven se acercó a la música, estudiando en la ciudad sus primeras lecciones de solfeo y piano. Aquí pasó sus primeros 10 años, hasta que su familia se trasladó a Madrid en 1914 por motivos laborales del padre. De Pablos, dotada con un gran talento para la composición musical, prosiguió sus estudios musicales, a pesar de que todavía no era frecuente la presencia de mujeres en este campo. En el Conservatorio de Madrid cursó varias asignaturas y demostró su valía recibiendo los premisos extraordinarios de armonía y piano en 1920. Fue también una de las primeras mujeres que se matriculó en la asignatura de Composición, donde estudió con el profesor Conrado del Campo. Fruto de esta vocación creadora fueron sus primeras composiciones, el poema sinfónico Castilla, y el motete Ave Verum, a 4 voces mixtas, por las que recibió –y fue la primera mujer en conseguirlo- el premio extraordinario de composición en el Conservatorio de Madrid, con tan solo 23 años.
Su extraordinaria trayectoria la llevó en 1928 a convertirse en la primera mujer en ser becada en la prestigiosa Real Academia de España en Roma, lo que constituyó un hito en la presencia de la mujer en las instituciones culturales y educativas de su tiempo. En Roma, María de Pablos profundizó en su conocimiento, y amplió estudios en la École Normale de Musique de Paris, donde estudió con dos de los músicos más importantes del momento: Nadia Boulanger y Paul Dukas. Además de protagonizar varios conciertos como intérprete de piano, De Pablos fue una de las mujeres pioneras en la dirección de orquesta en España
Posteriormente, ejerció como profesora sustituta en el Conservatorio de Madrid, entre 1933 y 1934, pero una enfermedad la obligó a dejar su puesto. Tras la Guerra Civil, la compositora parece abandonar su faceta creativa y volver a un puesto en el cuerpo de Correos que había conseguido años antes. A partir de entonces, comienza el misterio en su biografía. Un misterio que poco a poco se va desvelando gracias al trabajo de los investigadores, y que acaba con su ingreso en los años 40 en el Sanatorio Esquerdo de Carabanchel, donde permanecerá hasta su muerte en 1990.
La crítica ha destacado no solo el papel pionero de María de Pablos en la presencia de la mujer en la historia de la música española, sino la extraordinaria calidad de sus composiciones, entre las que destacan las ya citadas Ave Verum (1927) y Castilla (1927), así como Sonata Romántica (1929), Dos apuntes musicales españoles (1929-30), Siete canciones (1929-30) y La cabrerilla (1934). Su figura y su trayectoria creativa se enmarcan en el grupo de mujeres cercanas a la Generación del 27 que protagonizaron también la Edad de Plata de la Cultura española, y cuyas trayectorias poco a poco se van desvelando y reivindicando en los últimos años. En el caso de María de Pablos su redescubridor fue el investigador segoviano Mariano Gómez de Caso. En 2017 una calle del barrio de Santa Eulalia recibe el nombre de María de Pablos Desde 2016 el Ayuntamiento y posteriormente la Fundación Don Juan de Borbón, que ha realizado numerosas iniciativas para difundir la obra y la figura de la compositora segoviana, celebran en su recuerdo el Encuentro y Concurso Internacional María de Pablos, uno de los primeros en estar dedicado a la obra de mujeres compositoras.
Judío segoviano que destacó como financiero durante los reinados de Juan II, Enrique IV y los Reyes Católicos. Parte de lo que fue su casa alberga hoy en día el Centro Didáctico de la Judería.
La estrella de la posguerra
Aunque nació en Vitoria en1914, la vida profesional y personal de la actriz Blanca de Silos está muy ligada a Segovia, donde no solo transcurrió la mayor parte de su infancia y juventud, sino también tuvo lugar el descubrimiento de su vocación teatral y artística. La actriz llegó a Segovia con tres años, en 1917, y aquí se desarrolló toda su infancia; aquí también se enamoró del teatro, pero tuvo que luchar contra la fuerte oposición de su familia. Finalmente consiguió debutar de la mano del prestigioso director y actor Luis Escobar, que en los años 30 dirigió en Segovia varios autos sacramentales, con gran éxito de público y crítica. Sus esforzados inicios de la mano de Escobar y del drama clásico español tuvieron continuidad en los grandes teatros de Madrid, el María Guerrero y el Español. Su salto al cine se produjo con Frente de Madrid (1939), dirigida por Edgar Neville, aunque su interpretación más conocida vendría al protagonizar Raza (1942), de José Luis Sáenz de Heredia. Se trata de una de las obras más relevantes del cine de su época, en cuyo guión se escondía la mano del propio dictador Francisco Franco, que, según dice la leyenda, admiraba profundamente a Blanca de Silos. Raza marca el cénit de la carrera de la actriz, junto con Mariona Rebull (1947), dirigida también por Sáenz de Heredia, película que tuvo una gran repercusión popular, y donde interpretaba a la heroína de la obra del escritor español Ignacio Agustí. Estos dos éxitos la llevaron a ser considerada por los críticos como una de las grandes estrellas de la posguerra cinematográfica española.
En los años 50, Blanca de Silos iría poco a poco abandonando su carrera cinematográfica para centrarse en la escena, y solo volvió para interpretar pequeños papeles en pantalla, aunque fuera de la mano de excelentes actores y directores, como Ladislao Vadja o Sara Montiel, Alfredo Mayo o Fernando Fernán Gómez. Sí continuó comprometida con el mundo del teatro, su auténtica pasión, donde interpretó diferentes papeles en destacadas puestas en escena de obras como La vida es sueño o El diario de Ana Frank. En 1996, Blanca de Silos recibió una de las medallas otorgadas por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España con motivo del centenario del cine español.
Segovia fue también la ciudad donde Blanca de Silos eligió vivir tras su retirada de los escenarios, y aquí moriría finalmente en 2002, a los 88 años. Desde 2016, Blanca de Silos cuenta con una calle dedicada a su memoria, muy cerca de la casa en la que vivió sus últimos años.
(1586-1651) Sacerdote e historiador. En 1637 publica su célebre obra Historia de la insigne ciudad de Segovia y compendio de las historias de Castilla, referencia clave para conocer las raíces de la ciudad. Falleció en 1651 y fue enterrado en la iglesia de San Juan de los Caballeros, donde había ejercido como párroco durante tres décadas.
La poeta de las nuevas generaciones
La poeta y escritora Elvira Sastre es una de las más destacadas representantes de las nuevas generaciones de autores de la Literatura española. Nacida en Segovia, pronto recibió en la ciudad sus primeros galardones, como el concurso de cuentos Emiliano Barral. Su primer libro de poemas, Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo, se publicó en 2013, prologado por el escritor Benjamin Prado. Su siguiente poemario, Baluarte, editado por Valparaíso, vio la luz en 2014. Después vendrían Ya nadie baila, con prólogo de Fernando Valverde, y, en 2016, y ya de la mano de la editorial Visor, La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida, con prólogo del Premio Cervantes Joan Margarit. En 2019 ganó el prestigioso premio Biblioteca Breve por su primera novela, Días sin ti, y posteriormente ha publicado A los perros buenos no les pasan cosas malas y Madrid me mata. Elvira Sastre es, además, traductora, y ha participado en numerosos festivales literarios como el Hay Festival, el Festival Eñe, la Feria del Libro de Bogotá o el Encuentro Internacional de Poesía Ciudad de México, como prueba también de que su obra tiene una gran proyección en América Latina. Sus recitales, en ocasiones acompañados de música, son todo un acontecimiento, y ha llevado la poesía a recintos hasta ahora impensables, como el WiZink Center, con miles de espectadores. Ha participado en recitales con cantautores y escritores relevantes, compartiendo escenarios con Luis García Montero, Andrés Suárez, Raquel Lanseros o Marwan.
(1495-1560). Religioso dominico, confesor del emperador Carlos V, teólogo, jurista y catedrático de Teología y Filosofía en Salamanca.
El perfil que dibuja sobre el cielo la silueta de la montaña conocida como la Mujer Muerta, es un capricho geológico, interpretado desde el prisma popular y legendario de la siguiente manera: la esposa del jefe de una tribu que vivía en el cerro del Alcázar, muerto aquél, crió a dos hermosos niños gemelos que, con el tiempo, se enfrentaron para asumir el liderazgo del pueblo.
La madre, desesperada ante la posible lucha fratricida, ofreció a Dios su vida a cambio de la supervivencia de sus vástagos.
Cuando éstos iban a pelear, una ventisca seguida de una formidable nevada -en pleno verano- se lo impidió. Disipado el temporal, los hermanos comprobaron que una montaña cubría lo que hasta entonces había sido llanura. Dios había aceptado el sacrificio de la mujer, cubriendo su cuerpo yacente con nieve.
La leyenda dice que dos pequeñas nubes se acercan al atardecer a la montaña: son los dos hijos que besan a su madre.
Según la leyenda, fue la pereza y no Roma la madre del Acueducto. Una muchacha que trabajaba como aguadora, harta de arrastrar el cántaro por las empinadas calles de la ciudad, aceptó un trueque con el diablo: dispondría del alma de la mujer si, antes de que cantara el gallo, el agua llegaba hasta la puerta de su casa. Consciente de su culpa, la joven rezó hasta la extenuación para evitar el presagio. Mientras, una tormenta se había desatado y el demonio trabajaba a destajo. De pronto, el gallo cantó y el Maligno lanzó un alarido espeluznante: por una sola piedra sin colocar había perdido el alma.
La muchacha confesó su culpa ante segovianas y segovianos que, tras rociar con agua bendita los arcos para eliminar el rastro de azufre, aceptaron felices el nuevo perfil de la ciudad. Una pequeña marca en las caras de los sillares de granito nos recuerda el punto en el que los dedos del diablo presionaron. Una escultura en bronce, ubicada en la Calle de San Juan, recuerda esta leyenda. En ella se representa al diablo sujetando con una mano unas tenazas, con la última piedra que le falta por colocar, y con la otra, un teléfono móvil con el cual se hace un selfie junto a su obra. Esta simpática representación, conocida coloquialmente por la ciudadanía como El Diablillo, fue realizada en el año 2018 por el artista José Antonio Abella
Durante siglos, el gobierno de Segovia estuvo detentado por regidores que se dividían en dos grupos, cada uno de ellos vinculado a uno de los Nobles Linajes de la ciudad que, según la leyenda, tienen su origen en gloriosa gesta. Cuando el rey Alfonso VI se propuso la conquista de Madrid, llamó a las milicias concejiles y las de Segovia, mandadas por los capitanes Fernán García de la Torre y Día Sanz de Quesada, llegaron tarde al campamento. Pidieron alojamiento pero el rey, disgustado por la tardanza, les respondió que se alojaran en Madrid. La milicia segoviana tomó aquello como una orden, asaltaron las murallas y conquistaron la ciudad, enviando a decir al rey que viniese a aposentarse a Madrid, donde ya tenían aposento. Don Alfonso les concedió muchas mercedes a los dos capitanes, cabeza de los Nobles Linajes de Segovia.
Este Cristo crucificado, hoy en el Museo Diocesano, procede de la desaparecida iglesia de Santiago y fue el inspirador de una leyenda eclipsada por la que, en la época romántica, el poeta José Zorrilla atribuyó al toledano Cristo de la Vega. Había en esta ciudad de Segovia -escribió su creador, Lorenzo Calvete- una doncella muy virtuosa por cuyos amores andaba un mozo loco y perdido. Los desatinos del mozo eran muchos y la doncella andaba temiendo cualquier desastre cuando un día, hallándose ésta rezando ante el Cristo de Santiago, el mozo se acercó y le prometió que si consentía en entregarse se casaría con ella. Sin embargo, una vez que la hubo conseguido, el mozo no mostró intención de cumplir su promesa, a lo que la joven decidió acusarle ante el obispo. Preguntó éste si había algún testigo y como la muchacha señalara al Cristo de Santiago, el obispo acudió a tomarle juramento, cosa que el Cristo hizo, desclavando su mano y poniéndola sobre los Evangelios.
En las rocas que rodean La Fuencisla, las Peñas Grajeras, las voces más antiguas cuentan que quisieron despeñar a una mujer judía, Esther, acusada falsamente de adulterio. En ese momento, la joven confesó su fe cristiana y se encomendó a la Virgen, obrándose el milagro de alcanzar la tierra sin sufrir ningún daño. Tras el suceso, fue bautizada como María del Salto y se consagró al servicio de la Catedral de Segovia.
El balcón central de la Sala de los Reyes muestra una cruz que rememora un suceso del que los siglos han cuajado dos versiones. La más legendaria cuenta que, estando el infante D. Pedro de Castilla, hijo de Enrique II el de las Mercedes, en el balcón en brazos de su aya, resbaló y cayó al vacío. El aya, atemorizada, se lanzó tras el niño. La versión histórica apunta que el infante, de 12 años, cayó mientras jugaba a la pelota con sus amistades.
Un cordón realza el techo de una de las salas principales del Alcázar. Según la tradición, el relieve fue encargado por la reina Violante como lección de humildad para su esposo Alfonso X el Sabio. Al parecer, su sabiduría y soberbia eran parejas, y llegó a afirmar que Dios hubiera hecho bien en pedirle consejo antes de crear el Universo. Fray Antonio de Segovia le suplicó que confesara su pecado, pero El Sabio, orgulloso, se negó. Entonces se desató una terrible tormenta, y un rayo atravesó las estancias reales, matando a varias personas de la corte. Fue entonces cuando el monarca dio su brazo a torcer y cumplió su penitencia; su mujer aprovechó para encargar el friso, un amuleto encargado de calmar la habitual ira de su esposo.
Al fondo de la pina calle que desde el río conduce al Monasterio del Parral hay una lápida con esta inscripción: 'Traidor, no te valdrá tu traición pues si uno de los que te acompañan me cumple lo prometido, quedaremos iguales'. A las personas visitantes pueden extrañarle los términos en que está redactada la inscripción en el camino que lleva a un recinto religioso. Cuentan que Juan de Pacheco, marqués de Villena y valido de Enrique IV, fue un hombre que, por su ambición, tuvo muchas enemistades y que una de ellas, le retó a duelo junto a la ermita de la Virgen del Parral. Bajó el de Villena el día ajustado y se encontró con que su enemigo estaba allí pero no solo, sino acompañado por dos hombres. Se sintió perdido, dirigió una plegaria al cielo y tuvo una reacción rápida, dirigiéndose a su rival con la frase grabada en la lápida. Cada uno de los acompañantes pensó que era el otro quien se había vendido y combatieron entre ellos mientras el de Villena lo hacía con el retador, venciéndole. El marqués agradeció el haber salido bien de tan comprometido trance, transformando la humilde ermita en amplio y rico monasterio.
Frente a la entrada de la Iglesia de Corpus, un lienzo narra la leyenda de la profanación de una Hostia por el pueblo judío.que quiso echarla en una gran caldera hirviente, habiéndola tomado en la calle del Mal Consejo (todavía existente), donde el sacristán de San Facundo había entregado su custodia. En ese momento la Hostia empezó a volar por el aire y un terrible estallido provocó el hundimiento del edificio. Desde entonces, en desagravio , se celebra la Fiesta de la Catorcena, por las catorce parroquias que existían en la ciudad.
El nombre de la calle de Muerte y Vida recuerda un episodio ocurrido en tiempos de las Comunidades, cuando se acusó injustamente a un hombre de traición. Cuando le llevaban a prisión, una mujer que residía en la calle arengó a los captores, pidiendo la muerte del apresado y arrojando una soga desde su ventana. Finalmente, la prudencia prevaleció sobre la ira del populacho. La casa fue derribada, pero la ventana se conserva en el Museo Provincial.